Escuchar,
imaginar,
realizar

Gina Cester

Al comienzo recuerdo un hombre que inclinado sobre su mesa de dibujo diseñaba un mueble. Era mi padre, Santo. Un carpintero con tanta imaginación y determinación que fue capaz de crear una empresa que involucraría a toda su familia. Era el comienzo de Cesar, y ese mueble era un aparador. Todavía puedo ver alguno en las casas rurales alrededor de Pramaggiore, y a menudo me detengo a hablar con las personas que, por primera vez, confiaron en nosotros.

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Nuestros primeros grandes éxitos están unidos a la cocina modular. Una verdadera revolución que permitía unir varios módulos según el espacio disponible y que, en la mayoría de las ocasiones, tenía un punto fijo, en torno al cual el resto de elementos eran calculados: el módulo en forma de L destinado al electrodoméstico de moda. La televisión, el nuevo protagonista en torno al cual cada familia, también la nuestra, se reunía.

Cuando el deseo de sobresalir se convirtió en un fenómeno social, no nos dejamos sorprender. Si todos querían tener el mejor look, la cocina no podía ser una excepción. Propusimos un modelo que tenía dos paneles incorporados en cada hoja, cada uno con un color diferente a cada lado. De este modo, en tan solo unos minutos la cocina podía presentar cuatro tonalidades diferentes. En casa me divertía cambiando el color según el humor que tenía cada día. Así todos estaban advertidos.

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Para tener más libertad, es necesaria más organización. Parece una paradoja, pero eso es lo que exactamente ocurrió cuando introdujimos los primeros sistemas de cocina. Tuvimos que reinventar todos nuestros sistemas de producción, para permitir al cliente escoger los colores, materiales y acabados que deseaba. Un esfuerzo racional que generó un gran potencial creativo que todavía nos acompaña en la actualidad.

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Nuevas costumbres, nuevos estilos de vida, nuevos espacios habitables: estos han sido siempre los puntos de referencia para diseñar nuestros productos. El éxito de las penínsulas, que ampliaron el espacio de trabajo separando los espacios abiertos, y de las islas, lugares de encuentro y el escenario ideal para mostrar las habilidades culinarias, surgieron a partir de un concepto renovado de sociabilidad. Paso mucho tiempo analizando cómo se comportan las personas en una de nuestras cocinas: siento que es una responsabilidad que tengo hacia aquellos que eligen Cesar. No hay mejor «servicio al cliente» que garantizar vivir contento en tu propio hogar.

Hay personas que me preguntan qué importancia tiene el factor humano en nuestro sector: cada vez más, respondo, sobretodo en estos últimos años. Cesar es una industria, no un laboratorio artesanal, e invierte constantemente en la innovación y optimización de los procesos productivos. La amplia experiencia de los hombres que trabajan es todavía necesaria para verificar la calidad de los productos mediante el tacto, para realizar los acabados más sofisticados, para elaborar el mobiliario realizado a medida. Sin olvidar el área más importante de este punto de vista: el diseño. La belleza capaz de transmitir emociones aún es, por suerte, imposible de ser creada mecanicamente.

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Al volver la vista atrás, ahora soy capaz de distinguir claramente y relacionar las diversas etapas de nuestra historia: el oído, el ojo y la mano. La disposición a escuchar aquello que el cliente desea, la capacidad de ver más allá de sus deseos y el esfuerzo para satisfacerlo han sido siempre nuestros fundamentos. Lo que se traduce en un enfoque personalizado, con el que se ofrece la máxima libertad creativa e innumerables posibilidades de composición para aquellos que eligen Cesar. Esto explica el éxito que también tenemos en los mercados extranjeros de alto nivel, en los que no solo se aprecia el estilo Made in Italy, sino también la atención hacia los pequeños detalles que definen las diversas costumbres y nuestra flexibilidad para adaptarnos. Con el mismo deseo de evolucionar y ofrecer una respuesta a las demandas del mercado, la Empresa llevó a cabo una restructuración en su gestión recientemente, abriéndose a un socio externo que ha aportado una nueva visión empresarial.

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En mi cargo como directora general de Cesar, actualmente veo una empresa que ha desarrollado su tecnología, metodologías y posibilidades de diseño a un nivel antes impensable. Ahora me sorprendo al recordar los primeros años de la empresa y al confesarme a mí misma que, en realidad, siempre he querido realizar el oficio de mi padre. De él, de sus gestos antes que de sus palabras, he aprendido todo, sobre todo los valores. Entre ellos hay uno que es el más importante: la pasión de realizar un trabajo cuidadosamente y el placer de ver una sonrisa en quién ha confiado en ti.

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